viernes, 22 de julio de 2011

PARANOIAS

   Sola a la una de la mañana. ¿Qué estaba haciendo ella en aquel lugar?
   Todo había empezado con un juego, una típica noche de miedo de campamento, en la que le había tocado a ella ser la rehén.
   Allí sentada, a los pies de aquel monasterio del siglo XV, envuelta en aquella tormenta estival que se avecinaba poco a poco. Inquieta, aguardando a que vinieran a por ella, mientras oía los gritos de sus compañeros aterrorizados como cada año.
   Porqué a ella, se preguntaba a cada minuto mientas se aferraba a aquel móvil que le habían dejado como única luz. Inquieta, miraba hacia todas partes buscando las luces parpadeantes que le alertaban que alguien venia.
   Tras diez minutos sin aparecer nadie, los ruidos de la noche se hacían cada vez más persistentes, hasta el punto de que se confundían en su cabeza lo real con lo imaginario. Pisadas, gruñidos de animales y susurros la envolvían. Además de todas aquellas historias imaginarias contadas sobre los monjes de aquel lugar se les habían evaporado la ficción.
   El cielo se iluminó una vez más en la tormenta y a lo lejos lo vio aquella silueta humana mientras gritaba como nunca lo había hecho antes. Su última visión fueron esos ojos amarillos que la observaban sin moverse desde la oscuridad.
   Lo siguiente que recordaría, fue el despertarse rodeada en aquellos cálidos brazos que tan bien conocía todavía temblando. Eso sí, nunca llegaría a descubrir que fue lo que ocurrió después o si todo habían sido paranoias nacidas de su miedo.




Microrelato presentado al concurso de microrrelatos de  la cesta de las palabras seleccionado semifinalista. Todavia no me lo creo, aunque culpa de esto la tiene el pepito grillo que estubo aminandome para presentarme (que se de por aludido) y quizás a alguno le suene la situación.

1 comentario:

  1. Quién sabe, tal vez acabes convertida en una escritora de éxito.
    Feliz verano.

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