martes, 26 de enero de 2010

La lluvia nunca vuelve hacia arriba

  ¿Nunca os ha pasado que a veces no te das cuenta de algo que tienes hasta que sucede algo que te hace replantearte todo?

   Es una situación inquietante que en un momento inunda la cabeza de imágenes, recuerdos… como si de repente se rompiera esa compuerta que estaba guardando todo esto. Es algo que me extraña y a la vez me da pie a reflexionar sobre gran número de cosas.

  Igual que un instante nos hace cambiar la manera de ver las cosas, también un instante puede cambiar el transcurro de una situación a gran escala. Muchas veces no les damos importancia a esas pequeñas cosas que ocurren a nuestro alrededor, cuando estas tienen más importancia de la que creemos. Un trascurro de tiempo que puede cambiar el curso de los acontecimientos. Un pequeño instante que muchas veces perdemos haciendo aquello que no deberíamos, muchas veces en pensar si será la decisión correcta la que vamos a hacer.

   Pero no es después de estos momentos en los que has pasado demasiado tiempo cavilando algo cuando te das cuenta de que quizás lo correcto debería ser arriesgarse. Curiosa paranoia en la que se entra en ese instante, desaproveché mas tiempo pensando en que se gasto demasiado tiempo en tomar una decisión.
Hace un par de días leí en un libro de filosofía un poema que me llamó la atención sobre este tema. Si alguien quiere leerlo es este. En este Borges repasa su vida dándole importancia los buenos momentos y pensando que la felicidad (tema del que iba el libro) recae en las pequeñas cosas, en esos pequeños instantes que pueden hacer cambiarlo todo. Como se debería ser más impulsivo muchas veces a la hora de tomar decisiones y aprovechar al máximo todos los momentos porque la vida pasa rápido y lo pasado aunque lo deseemos, es imposible de recuperar.

   Entonces si no se puede tener el pasado, la solución a como vivir las cosas esta clara, centrarse en aquello que sí tenemos, el presente, disfrutarlo, compartirlo con los que están a tu lado y mirar siempre hacia delante.

Mi propósito es sencillo, si la lluvia nunca vuelve hacia arriba entonces...hacerlo ¿Alguien se apunta?



Suicida sin motivos, pero con propósitos

miércoles, 6 de enero de 2010

Otra vez lo mismo...

El día se había vuelto gris a partir de mediodía, esto era lo que podía observar pensativa mientras la ciudad se abría delante de ella. En ese momento un torrente de pensamientos pasaban por su cabeza. Una a una las dudas que no eran nuevas para ella acudían sin tocar a la puerta. Unas dudas que ya había sentido una vez y que le habían ayudado a cambiar como persona. Esas dudas que tan bien conocía, la sensación de soledad aunque estuviera rodeada de gente. La necesidad de buscar a una persona entre las características de los demás para no sentirse vacía. Esto último era lo que poco a poco la había ayudado ya en una ocasión a conocer gente nueva, a ser un poco más como su ejemplo a seguir y a abrir los ojos ante un mundo que aparecía a su alrededor.

En este momento solo podía pensar una cosa. Aquellas navidades se le habían pasado sin fijarse y disfrutar de los pequeños momentos que son los que se terminan recordando. Ya fuera por unas cosas o por otras, ahora no paraba de pensar que no había gozado lo suficiente de aquella compañía que tardaría en volver a tener. Se estaba comenzando a dar cuenta, otra vez tarde, de que no había aprovechado el momento y no paraba de pensar una y otra vez que tal vez las cosas que hace unos días le quitaban el sueño, no deberían haber importado tanto. Pero ya nada se podía hacer, las decisiones que fueron tomadas en su momento ahora solamente se deben acatar y recordar porque fueron tomadas para dejar de calentarse uno la cabeza.
En momentos como este en los que sentía que le faltaba una parte de ella, las emociones eran muy dispersas. Por un lado añoraba la presencia de quien había estado siempre a su lado. Por el otro, le inundaba una sensación de orgullo y alegría al ver que con este gesto que en parte era difícil de superar, lo que estaba consiguiendo él era hacer aquello que quería y estaba cogiendo un tren que pasaría muy pocas veces en la vida.
Así que parada delante de la ventana de nuevo, cuando ya había caído la noche, una sensación de bienestar comenzaba a surgir al fin en su interior. Es un momento difícil el que pasan las dos partes que se separan, pero solo hay que pensar que el tiempo pasa rápido y cuando menos lo esperas ya es la hora de llevar a cabo los planes cavilados.
Tomando la decisión de bajar de su nube de pensamientos, se decide a comenzar ella también una nueva etapa en la que esta vez nuevas aventuras y gente nueva se cruzaran por su camino.

Suicida sin motivos